Perfil

Vivo en Madrid, en una casa con terraza llena de plantas, donde cultivo lechugas y tomates, no siempre con éxito. Pero soy carnívora, me encanta la carne, me viene de familia, que son de Lugo y de Ávila. Me gusta cocinar, pero solo lo hago los fines de semana, que es cuando tengo más tiempo. Por cierto, desde la terraza pueden verse bonitas puestas de sol.

Me encanta viajar y lo hago siempre que puedo porque me permite conocer y respetar otras formas de entender la vida. Espero no perder nunca las ganas por seguir aprendiendo.

Me dedico a conservar las colecciones de fósiles para que sean útiles en ciencia y divulgación de la ciencia. Para que esto sea posible, atendemos las solicitudes que llegan de consulta o préstamo para estudio y exposiciones (en nuestro museo o en otros, no sólo de Madrid). Ingresamos, ordenamos y clasificamos los nuevos fósiles que nos llegan y los que están en el almacén. Estudiamos la historia de los fósiles antiguos que hay en la colección (cómo llegaron, de dónde proceden, quién los trajo, quién los estudió, si están dibujados en publicaciones…). También preparamos cursos, visitas guiadas a la colección y colaboramos con las universidades en los programas de prácticas.
Hablo en plural porque tengo una compañera, Ana Bravo, que me ayuda cada día en las tareas y actividades que nos toca hacer.
Represento al Museo en un consorcio europeo de colecciones, en nombre de nuestro Director, por lo que tengo que viajar dos veces al año, cada vez a un lugar diferente de Europa. Colaboramos con colegas de otros museos europeos para asegurarnos de que todos lo hacemos igual.

Si quieres ver nuestra Web pincha: enlace a Web

Síguenos en Twitter: @MNCN_Col

La mayor parte del trabajo se realiza en la “trastienda” del museo, una parte que muy poca gente sabe que existe. En el día a día estamos entre el despacho y los almacenes de las colecciones (en la foto), donde nos aseguramos que las piezas se encuentren protegidas a muy largo plazo (como hicieron los que trabajaron aquí antes que nosotros). Es la mayor preocupación de todos los conservadores de colecciones.

Alguno de los fósiles que cuidamos están en el Museo desde hace mucho tiempo, ya que algunos ingresaron a finales del siglo XVII, cuando Carlos III era Rey de España (consultad los libros de historia). Otros han llegado hace poco, y son de muchos grupos de animales y plantas que se extinguieron hace mucho tiempo. Por eso nos toca leer muchos libros antiguos, consultar páginas fiables de INTERNET y hablar con colegas de otros museos europeos que tengan fósiles similares.

Suelo empezar leyendo el correo electrónico, para ver quien quiere consultar las colecciones. Escriben investigadores de todo el mundo que preguntan por ejemplo, qué trilobites tenemos, o sí conservamos ejemplares de las antiguas expediciones científicas a África, América o Asia. Esas preguntas puedo contestarlas porque tenemos una base de datos en la que escribimos toda lo que tenemos. Todavía no está todo, porque tenemos casi un millón de fósiles en los almacenes, y cada año entran otros nuevos que hay que ordenar y clasificar.

Luego atiendo la visita que tengamos ese día, lo que me permite conocer a personas de todo el mundo. Por poner algunos ejemplos, hemos recibido visitantes de Inglaterra, Francia, República Checa, Polonia, Suecia, Guinea Ecuatorial, Argentina o India (¿sabéis dónde están esos países? mirad un mapa si no es así). Como veis es necesario al menos saber inglés, aunque es recomendable aprender alguno más.

En la foto estoy con Oscar Gallego, de Argentina, y con Ashwini Srivastava, de la India, que vinieron el mismo día. Eso es un montón de trabajo porque hay que llevarles los fósiles desde el almacén, que está en un sótano, hasta la sala de consulta, que está dos pisos más arriba. Los visitantes son especialistas de grupos de animales o plantas muy concretos, por lo que es importante que los fósiles que tenemos están bien clasificados. La imagen siguiente muestra una selección de fósiles de animales invertebrados que se pueden encontrar expuestos en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Algunos días (generalmente los lunes porque el Museo está cerrado) solucionamos los problemas que surjan en las salas de exposición: un fósil que se ha caído de su soporte, vaciar alguna vitrina para que puedan arreglar problemas de luces o estanterías, etc.
El trabajo tengo que organizarlo con mi compañera Ana, que está incluyendo los datos de las piezas en nuestra base de datos (esos datos vienen en diarios de campo, o en las etiquetas que acompañan a los fósiles y es también muy importante que se conserven). La base de datos incluye la edad geológica de los fósiles, es decir, los millones de años de antigüedad, y es importante que investiguemos si ese dato es correcto.
Ana es quien busca los ejemplares que nos solicitan para estudio, o para las exposiciones o para los talleres a los que acudís cuando venís de visita al Museo, y cuando es necesario los sube desde el sótano. También se hacen fotos de los fósiles y de las etiquetas que los acompañan, para no tener que volver a moverlos cuando se guarden.
Si es verano, tengo que estar bastante tiempo con el estudiante que viene a hacer las prácticas. Estas prácticas suelen durar seis semanas, y les permite aprender qué hacemos y tener experiencia en un centro de trabajo. En la foto se ve a David, que estuvo con nosotras en 2014.

Si es otoño o primavera estoy algún día de viaje en alguna ciudad de Europa para hablar con los colegas de otros museos de ciencias sobre cómo solucionar los problemas comunes que tenemos. En los dos últimos años he ido a Meise (Bélgica), Ginebra (Suiza), Budapest (Hungría) y Heraklion (Creta, Grecia). Esos días son muy cansados por la distancia, pero muy gratificantes cuando entre todos encontramos las soluciones que buscamos. Muchas veces nos comunicamos por Skype, para no tener que estar siempre viajando.

La cantidad no es muy grande, pero teniendo en cuenta que el grupo tiene que ser reducido por cuestiones de espacio (4 estudiantes + 4 adultos, si vienen de diferentes lugares; o 6 estudiantes, acompañados de dos adultos -un docente y algún padre o madre- si vienen del mismo colegio), creo que podrían pagarse al menos los gastos de desplazamiento hasta Madrid. Si queda dinero, el premio pagará también la comida.

Se visitarían los despachos y almacenes de las colecciones de paleontología (fósiles), la de entomología (insectos) y la de Tejidos y ADN (material genético y tejidos congelados).

La selección de los estudiantes se realizará entre los que más hayan participado en las jornadas de “Somos científicos”.