Las excavaciones solemos hacerlas en los meses de buen tiempo, entre mayo y septiembre. Algunas veces hemos excavado en octubre o en marzo, pero es peor porque suele llover más y las temperaturas son más bajas. Parece un detalle menor, pero es importante que durante la excavación el tiempo sea seco y con buena temperatura. Si llueve se llena todo de barro, y si hace frío no hay quién aguante sentado en el suelo 😉
Comentarios