Es el cráneo de un félido «dientes de sable» llamando Machairodus. Lo encontré en Batallones, un yacimiento que hay en Torrejón de Velasco (Madrid). Era un animal del tamaño de un tigre, y los machos eran más grandes que las hembras. Sus caninos superiores eran largos y aplanados, como un cuchillo, y con ellos mordían a sus presas en el cuello para cazarlas.
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