Los caninos superiores de los félidos «dientes de sable» eran muy largos, comprimidos lateralmente, y en muchas especies tenían los bordes aserrados, como un cuchillo de cocina. Eran evidentemente armas mortales que usaban para matar a sus presas mordiéndolas en la garganta, lo que cortaba vasos sanguíneos y tráquea, y provocaba una muerte casi instantánea.
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